jueves, agosto 26, 2010

En desacuerdo, con respeto y tolerancia.

Al margen de que, según pienso, deberíamos usar esta libertad de expresión con mayor responsabilidad, pues casi sin querer estamos formando las mentes del futuro, es una bendición y un privilegio, esta frágil libertad que nos permite tener diferentes opiniones y creencias.

Uno de mis viejos Jedis de Networking (ateo), una vez me enseñó “sobre creencias no se discute”, para aquella jovencita rebelde de entonces, sonó bastante lógico, y con el tiempo las experiencias fueron completando el sentido. Para los que somos cristianos, la fe es “la certeza de lo que no se ve, la convicción de lo que se espera” y para los que no son cristianos, este asunto de la fe no difiere mucho. Gran parte de la fe es algo que uno, simplemente decide creer, puede buscar luego un argumento, en la ciencia, experiencias, razonamiento, etc. Por este motivo no se puede discutir o argumentar sobre la fe o creencia de alguien que cree en algo distinto. La fe que profesemos, es algo que nosotros simplemente… decidimos.

Soy de creencia cristiana, y cuando digo cristiana me refiero a que creo en Dios, Jesús y la biblia como su palabra, es lo que decidí una vez, lo que me atreví a cuestionar en ocasiones, y de lo que estuve lejos muchas veces. Y a pesar de mis creencias, no soy un ejemplo de la doctrina cristiana, estoy lejos de ello, no hay nada en mi vida en este momento de lo que me pueda mandar la parte, y mi conducta tal vez pueda calificarse de incoherente, pero en el fondo de mi corazón espero que llegue ese día en que los planetas de nuevo se alineen, sople el viento del sur, y yo tenga la suficiente entereza para dejar el orgullo atrás y corregir las cosas.

Puedo decir también, que mi fe me ha sostenido en muchas circunstancias de la vida y lejos de haberme encasillado la mente, creo que me dio la libertad de amar a las personas que son diferentes, sin importar su fe. No estoy de acuerdo con muchas cosas que están al orden del día tipo la prostitución, pornografía etc., pero como cristiana pienso que así como Dios nos enseñó a “aborrecer” el pecado y “amar” al pecador, es la actitud que debemos de tener. Después de todo, soy del grupo de los pecadores y mi Dios no sólo me ha tolerado, estoy segura que me ama igual, ¿porqué habría yo de ser intolerante con los demás?

Tal vez soy demasiado idealista y soñadora, pero creo que una cultura de amor y tolerancia es lo que va a cambiar las cosas para bien, en todas estas cuestiones que tenemos derecho a creer algunos, no traen nada bueno. Perdemos la paciencia es verdad, no olvidemos recuperarla. Y tampoco tengamos por menos a las personas que por la simpleza de su situación defiendan su postura con más coraje que argumentos, nadie da más de lo que recibe. Por lo tanto estemos en desacuerdo, con respeto y tolerancia.